(24/07/2020)
Observo cómo ante esos momentos que
nos regala la vida que consideramos únicos, nos esforzamos en dejarlos
registrados en dispositivos para que perduren en el tiempo sin darnos cuenta
que, por elegir esa acción y no permitirnos vivirlos en el cuerpo,
automáticamente los perdemos y los convertimos en ajenos.
¡Qué confundidos que estamos!
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